Señores gobernantes y dirigentes de los partidos políticos
de Cataluña.
Responsable de la iniciativa de la formación de la cadena
humana el pasado once de septiembre
Desde el pasado once de septiembre, tengo una gran duda. Yo,
Mercedes Sánchez, como ciudadana y como barcelonesas, me gustaría saber el
gasto que habrá supuesto a las ruinosas arcas de la administración catalana la
celebración de la diada.
Libremente y sin rodeos quiero dar mi opinión de lo que
pienso tal manifestación: entiendo que la mencionada manifestación responde a
unos intereses cien por cien políticos y de ideología partidista.
Vaya por delante que no estoy en contra de la consulta sobre
el independentismo y aunque yo no tengo claro que en una Cataluña independiente
viviríamos mejor, mi total respeto para todos lo que así lo crean.
No obstante, pienso que por importante que sea que una parte
de la población opte luchar por una Cataluña independiente, mi opinión es que
no es así cómo deben afrontar el problema porque con la que está cayendo me
parece que no es el momento más adecuado para afrontar una reivindicación de
tanta relevancia y que arrastra consigo altísimas complicaciones. Sin restar
importancia a la idea, me parece inmoral y escandaloso los enormes dispendios
que, sin gran imaginación, estoy segura que habrá supuesto la organización del
evento. Ello sin contar con el derroche de energía mental que se precisa para
sacar adelante tal desafío, energía que se necesita para combatir esta perversa
crisis y que con todos mis respetos no justifica de ninguna manera tanto ruido
y tantos esfuerzos solo para satisfacer unos fines puramente ideológicos y
meramente políticos.
Digo que no es el momento porque todo este revuelo
implícitamente favorece a que se instale la indiferencia, la insensibilidad, la
amnesia y el olvido de los políticos ante los más de cinco millones de parados
–con la consiguiente carga de drama y frustración que lleva a quienes sufren
esta situación- y que no se le remuevan
las tripas ante los miles de discapacitados y enfermos crónicos que están
viendo día a día reducir a mínimo los servicios sociales a pesar de que estos
sean de extrema necesidad.
No se avergüenzan de los atropellos organizados por los
bancos a tantas familias desahuciadas. ¿Alguien de ustedes ha sacado pecho a
favor de la defensa de las pensiones de los jubilados que ven con temor reducir
sus pensiones en un buen tramo y eso sin contar la que les ha caído con el
copago de las medicinas? ¿No se sonrojan con la discriminación a los
funcionarios, aumentándoles considerablemente las horas de su jornada a cambio
de reducirles el sueldo y quitarles las pagas extraordinarias?
Esta carta sería interminable si quisiera enumerar la
infinidad de atropellos que se están cometiendo a la mayoría de la población en
nombre de esta interminable crisis por todo el Estado español y precisamente
Cataluña no es un ejemplo a seguir.
Ingenuamente, yo me pregunto ¿No se les ha ocurrido
organizar una multitudinaria manifestación encabezada por todos los políticos,
como aliadas las fuerzas de orden público, y gritas al unísono alto y claro que
las voces de todas las personas que sufren se escuchen por todos los rincones y
, a todos, políticos de Europa, los de aquí, los banqueros, las
multinacionales, la corona, los empresarios, los sindicatos, los últimos
millonarios, especialmente a todos los corruptos, no les eximamos de culpa y
que no aleguen ignorancia de la agresión a la educación, a la sanidad, a la
investigación, a los servicios sociales,
a la cultura, a la industria y un larguísimo etcétera?
Yo me pregunto que por qué regla de tres, cuando un
colectivo se revela y se manifiesta ante tanta injusticia, las fuerzas de orden
público tienen el mandato de poner toda clase de trabas, por no llamarlo dura
represión, para impedir la protesta y para el tema que ha motivado esta misiva,
barra libre para todo. O todo vale o ¿estarán de acuerdo conmigo que se les ve
el plumero?
Quiero terminar esta pregunta haciendo una reflexión:
¿Algunos de ustedes se han preguntado cuánto sufrimiento hay
detrás del actual panorama?
¿Cuántas empresas se han ido al traste dejando en la calle a
miles de trabajadores?
¿Cuántos sueños se han quedado rotos y sin esperanza?
¿Cuántas dramas en tantas familias?
¿Cuántos jóvenes sin futuro y sin alegría?
¿Cuántos proyectos en cartera sin ver la luz?